Desde pequeña
jugaba en el jardín que había en mi casa, imaginaba que mis muñecos eran invencibles,
yo les cuidaba y ellos a mí, incluso los enterraba y pensaba que ellos iban a
proteger mi jardín y, a su vez, la naturaleza iba a proteger de ellos. Con el
paso del tiempo, en la escuela y en el colegio, supe la importancia de muchas
materias como las matemáticas, el álgebra, la biología, física, química, entre
otras. Pensaba, ¿cuáles son las herramientas para que una niña pueda convertirse
en ingeniera, ayudar a la naturaleza y al medio ambiente y, al mismo tiempo,
fabricar productos amigables con ellos?
La economía
circular (EC) genera un equilibrio desde el diseño y fabricación de un producto
hasta cómo recuperar los materiales para reingresarlos al sistema industrial o
entregarlos a la naturaleza generando impactos positivos en ella (Korhonen
et al., 2018). El principal objetivo de la EC se
enfoca en diseñar productos con materiales renovables y/o reciclados, de tal
manera, que cuando ya no se quieran usar, los puedan regalar o vender o
entregarlos a recicladores para que los puedan desensamblar y utilizar estos
materiales para fabricar nuevos productos. Es así como los materiales siguen
recirculando en el sistema sin generar residuos que no se puedan utilizar
(Córdova et al., 2019).
En términos académicos la
economía circular (EC) se define como un sistema de modelación industrial que analiza todo el procesamiento de producción de un bien o
servicio (eco-diseño), monitorear entradas y salidas de materiales, optimiza la
reducción, reúso, reparación, re-manufactura, reciclaje y recuperación de
materiales productos al final de su vida útil para reingresarlos al sistema o
entregarlos a otras industrias (Kirchherr et
al., 2017). La economía circular puede brindar grandes beneficios económico-ambientales
y sociales a las industrias y al país. Desde el año 2015 la Unión Europea inició
con el programa de EC y se estima que las ganancias económicas podrían alcanzar
los 1,8 billones de euros hasta el 2030. De igual manera, la generación de
empleo bajo modelos circulares es en relación 1:300, lo que quiere decir que se
requiere una persona para incinerar 10,000 toneladas de residuos, mientras que
se generarán 300 empleos para extender el tiempo de vida de un producto o
recuperar sus materiales para generar nueva materia prima (EMF, 2016; Córdova et
al., 2019).
Foto cortesía de Daniela Córdoba |
En los últimos años, la
importancia de la Economía Circular a nivel mundial ha ido incrementándose,
debido a la necesidad de optimizar procesos industriales ineficientes tanto en
el diseño del producto, manufactura, gestión y recuperación de materiales a partir
de residuos. En Ecuador, se está iniciando conversaciones por parte del
gobierno para que las industrias y ciudades dejen sus modelos lineales de
producción llamados también de la cuna a
la tumba los cuales se enfocan en extraer materia prima de recursos no
renovales por medio de procesos extractivos no sostenibles, generando grandes
impactos ambientales, sociales y económicos.
Es importante que el
gobierno ecuatoriano tome conciencia de la importancia de generar espacios de
diálogo con especialistas en economía circular. Actualmente, la asamblea del
país presentó un borrador de Ley de Economía Circular, esta iniciativa es una
gran oportunidad para que el país avance hacia procesos de modernización de la
cadena productiva. Sin embargo, esta propuesta debe tener un óptimo sustento
técnico con aportaciones de especialistas en economía circular, ya que en estos
momentos su enfoque se basa en gestión de residuos, reciclaje y responsabilidad
extendida del productor. Es decir, direccionan la ley en soluciones al “final
del tubo” en vez de buscar propuestas de diseño innovador desde el diseño, uso
de materiales y fabricación de productos de manera regenerativa y restaurativa
(EMF, 2016).
Es un año electoral, el
discurso político tomará fuerza en temas sobre medio ambiente, cambio
climático, sostenibilidad y economía circular. No obstante, la sociedad civil y
la academia estaremos vigilantes para que se de una adecuada investigación
sobre la situación y diagnóstico actual de la economía circular en el país
antes que se promulgue la ley. Así como una óptima sociabilización sobre estos
temas que fácilmente pueden ser confundidos como gestión de residuos, indicadores
financieros, sistemas económicos o, peor aún, que la Ley de Economía Circular se
malinterprete como una ley económica que genere impuestos y quite subsidios.
Es momento de actuar por el
bien común, por el engrandecimiento y progreso del país, cuidando nuestro
patrimonio y nuestro medio ambiente. Existen niñas y mujeres ecuatorianas, que nos
hemos especializado en el extranjero y hemos regresado al país con el sueño de
un futuro mejor, de hecho, desde hace seis meses el país cuenta con la primera PhD
en Ingeniería y Economía Circular. Es importante que las mujeres
científicas sigamos difundiendo nuestras experiencias y conocimiento en el país
y la región, apoyando nuevos sueños de niñas que quieren estudiar carreras que
en el pasado hubieran sido imposibles de alcanzar. ¡Apoyo, sororidad y
conocimiento para las niñas y mujeres del futuro!
Referencias
- Córdova-Pizarro, D., Aguilar, I., Romero, D., González, C. (2019) “Circular Economy in the Electronic Products Sector: Material Flow Analysis and Economic Impact of Cellphone E-waste in Mexico” Sustainability 2019, Volume 11, Issue 5, 1361. https://doi.org/10.3390/su11051361
- Ellen MacArthur Foundation - EMF (2016) Delivering the circular economy a toolkit for policymakers. https://www.ellenmacarthurfoundation.org/assets/downloads/publications/EllenMacArthurFoundation_policymakertoolkit.pdf.
- Kirchherr, J.; Reike, D.; Hekkert, M. (2017) Conceptualizing the circular economy: An analysis of 114 definitions. Journal Resources, Conservation & Recycling. Vol. 127, Pp. 221–232. https://doi.org/10.1016/j.resconrec.2017.09.005.
- Korhonen, J.; Honkasalo, A.; Seppälä (2018) The Concept and its Limitations. Ecological Economics. Journal Circular Economy. Vol. 143, Pp. 37–46. https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2017.06.041