Por: Johanna Orellana Alvear
“Hay
sueños que descubres que tenías apenas cuando empiezas a vivirlos, y otros
tantos que se cristalizan cuando menos te los esperas.” JOA.
Foto cortesía de Johanna Orellana Alvear |
Llevo
los últimos cuatro años de mi vida visitando anualmente y por estancias
trimestrales de investigación, la Phillips-Universität de Marburgo, institución
asentada en una pintoresca ciudad alemana, en la cual realizo mis estudios
doctorales. Durante esas visitas, el tiempo se divide entre preparar las
reuniones con mi supervisor, preparar el material para cada manuscrito y
mantenerme en contacto con mis colegas en Ecuador, sobre el proyecto local en
curso.
No
fue sino hasta finales de 2019, que la oportunidad de visitar Alemania por
quinta vez se presentó bajo un nuevo contexto, cuando los estudiantes de la
Maestría de Investigación en Hidrología de la Universidad de Cuenca, ganaron
una beca de intercambio académico cultural financiada por el Servicio de
Intercambio Académico Alemán (DAAD por sus siglas en alemán) con el objetivo de
visitar dos universidades alemanas durante 12 días. Inesperadamente ahora,
viajaría como su profesora acompañante, rumbo a las Universidades de Marburg y
de Giessen, ambas ubicadas el centro-oeste del país germano.
Debo
reconocer, que uno de mis primeros pensamientos se deslizó en el regocijo de
acompañar a un grupo mixto, casi perfectamente equilibrado en género, y con un
inmenso potencial de llevar fuera de las fronteras nacionales, sus tesis de investigación
– al fin al cabo, visitaríamos también a mi actual alma mater-. Para muchos era
su primera vez en Europa, y para alguien quizás también su primera vez fuera
del país. Y es que sería la primera vez que un grupo de estudiantes de maestría
del Ecuador obtuvieran esta beca, y con ello asentaran fehaciente muestra de la
calidad de maestría que llevan a cabo. Personalmente consideraba sustancial que se visibilizara el potencial
de ambos géneros en el área de recursos hídricos, y su capacidad de trabajar
colaborativamente.
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Foto cortesía de Johanna Orellana Alvear |
El
apretado calendario incluía la visita a instituciones de élite como el EUMETSAT
(Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos) y el
Servicio Meteorológico Alemán (DWD por sus siglas en alemán), lugares
generalmente limitados al público, y cuya visita se pudo concretar por la
generosidad y sobresaliente coordinación de los docentes anfitriones. Conocer
lugares como estos, le hace a uno imaginar en lo que se quisiera para el propio
país, y person
Foto cortesía de Johanna Orellana Alvear |
almente como científica que trabajo con radares de precipitación, estar presente ahí era como personificar a una niña en una tienda de dulces. Nada menos que centros intergubernamentales donde se procesa información satelital de todo el mundo, y un instituto meteorológico que posee radares de precipitación y una densa red de estaciones para el monitoreo hidrometeorológico de vanguardia, y que sirven como insumo imprescindible para estudios de agricultura, hidrología, riesgos, etc.
Las
diversas actividades del intercambio incluyeron también seminarios sobre oportunidades
de estudios de doctorado en Alemania, sobre el proceso de publicación
científica y revisión por pares, visitas a laboratorios y granjas
experimentales en campo, una visita al primer museo de ciencia matemática interactiva
en el mundo, un tour a una de las cervecerías más conocidas de Alemania (Licher
Privatbrauerei) y por supuesto, exportamos una sesión de posters sobre las
investigaciones de nuestros maestrantes, la cual dejó una grata impresión a
nuestros colegas europeos.
Foto cortesía de Johanna Orellana Alvear |
Sin
duda una experiencia única en varios aspectos, que me permitió por un lado, vivir un sueño que ni
remotamente había tenido (visitar el DWD) y por otro, constatar de primera mano
que hacer ciencia de alto nivel en Ecuador es muy posible. Más allá de las
publicaciones indexadas y las participaciones en congresos, nuestra
investigación es pertinente y relevante, y el nivel académico de la maestría es
de talla internacional, así lo reconocieron profesores, doctorandos e
investigadores de las universidades alemanas. Primordialmente debemos reconocernos
como buenos investigadores, creer en la calidad de nuestro trabajo y hacerlo
valer. El Ecuador aún tiene un largo sendero por recorrer, donde cada uno
pavimentamos ese camino con la singularidad de nuestras investigaciones, las
que demuestran al mundo el potencial de la ciencia en recursos hídricos y
ciencias ambientales. ¿Dónde se generan estos estudios?, ni más ni menos que en
los Andes, una de las regiones con el clima y topografía más adversas, que
alberga invaluables recursos tales como el agua y la biodiversidad.