Por: Ana Salvador y Ángel Rivas
¡Hola! Nosotros somos Ana y Ángel, dos apasionados de la
física y los viajes. Por eso pusimos en marcha el proyecto Acoge a un
Científico (acogeauncientifico.com), en el que recorremos el mundo divulgando
ciencia. Nosotros somos licenciados en física por la Universidad Autónoma de
Madrid, allí nos conocimos.
Ana:
Uno de pequeño no sabe qué es la cosmología, pero sí sabe
mirar al cielo y ver las estrellas. Así fue como terminé haciendo un doctorado
en cosmología, mirando estrellas. Desde pequeña mi madre me llevaba de noche a
ver la lluvia de estrellas del 15 de agosto, las perseidas. Pasábamos los
veranos en un pequeño pueblo de León y allí el cielo es precioso. Siempre me
preguntaba ¿qué eran las estrellas?, ¿dónde estaban?, ¿cómo se movían?, ¿qué
había más allá?... Así que estudié Física y después terminé especializándome en
cosmología, la ciencia que estudia el Universo. Tuve dos profesores
fundamentalmente que me motivaron a estudiar lo que estudié. Primero Ignacio
Guerra, mi profesor de física de bachillerato. Y después Juan García-Bellido,
uno de mis profesores en la carrera y después director de tesis doctoral.
Hoy en día vivimos un momento muy especial en cosmología,
cada vez hay más observaciones y con mayor precisión. El descubrimiento de la
materia oscura y la energía oscura en el siglo XX ha supuesto una revolución en
cosmología. La naturaleza de estos dos componentes del Universo es uno de los
grandes retos de la cosmología hoy en día. Desconocemos el origen del 95% del
contenido energético del Universo, al 5% que conocemos (la materia de la que
nosotros estamos formados, lo que forma los planetas, las estrellas y las
galaxias) es lo que llamamos materia ordinaria. Las observaciones nos dicen que
el ~26% del Universo es materia oscura, un tipo de materia que no vemos pero
que sabemos que está ahí por sus efectos gravitatorios. Y por último, el ~69%
del Universo es energía oscura, un tipo de energía que desconocemos y hace que
el Universo se esté expandiendo aceleradamente.
Yo trabajaba en la colaboración internacional ‘Dark Energy
Survey’, con científicos de todo el mundo. Esta colaboración fue creada para
descubrir la naturaleza de la energía oscura utilizando uno de los telescopios
de Cerro Tololo en Chile. Aunque el objetivo principal de este grupo de
científicos es averiguar qué es la energía oscura, no todo el mundo dentro de
la colaboración se dedicaba a esto. Yo por ejemplo me dedicaba a ver la
relación entre la distribución de materia ordinaria (de las galaxias que vemos)
y de la materia oscura (que no vemos).
Lo que observamos con un telescopio son galaxias, no materia oscura, ya
que esta no emite luz. Es como si quisiéramos saber dónde están los continentes
en la Tierra mirando una imagen del planeta de Noche. Entender la relación
entre galaxias y materia oscura es esencial para completar las teorías en
cosmología y conocer la distribución real de materia en el Universo.
¿Por qué es importante saber qué es la energía oscura y la
materia oscura? Imagínate que un médico no conociera el 95% del cuerpo humano,
o un abogado no conociera el 95% de las leyes de su país. Algo parecido nos
pasa a los cosmólogos con el Universo. No sabemos qué es la mayor parte del
Universo, pero quién sabe a qué nos puede llevar en el futuro. Quizás a poder
manipular el espacio-tiempo y poder viajar por el Universo en segundos a
cualquier lugar. Los primeros científicos que hacían experimentos con la
electricidad ni se imaginaban que hoy en día tendríamos celulares con los que
podríamos comunicarnos con cualquier persona del mundo en tiempo real.
Lo que más me gustaba de la investigación era viajar y
conocer gente de muchos lugares distintos. Trabajar con expertos en cosmología
era emocionante, estar en un ambiente en el que se descubren cosas nuevas
constantemente. En una ocasión tuve que ir a Chile a observar en el telescopio
y fue increíble. Sin embargo, la mayor parte del tiempo de investigación te la
pasas sentada delante de la computadora. Y eso no era para mí. Durante mi
doctorado me di cuenta de que me gustaba más hablar de lo que hacía que
realmente hacerlo. Me di cuenta de que la investigación no era lo mío, más bien
la educación y la divulgación. Ángel trabajaba como desarrollador de software y
quería cambiar de trabajo. Un día me dijo: “Cuando termines tu doctorado nos
vamos de viaje”. Al principio no le tomé muy en serio, pero aquí estamos en
Ecuador, después de haber recorrido 8 países en más de un año de viaje.
Hoy en día, tanto en física como en otras carreras técnicas
sigue habiendo más hombres que mujeres. En investigación ocurre lo mismo. A lo
largo de la historia ha habido grandes mujeres científicas de las que
probablemente nunca has oído hablar. Por eso muchas mujeres que nos dedicamos a
la ciencia nos gusta dar a conocer la labor de estas mujeres. Al final de
nuestras charlas siempre hablamos de las grandes mujeres en física. Y al final
de mis charlas me gusta animar a las chicas a dedicarse a la ciencia, porque
LAS MUJERES SOMOS IGUAL DE INTELIGENTES QUE LOS HOMBRES Y PODEMOS HACER TODO
AQUELLO QUE NOS PROPONGAMOS. Si queréis saber más sobre esto os recomiendo la
página mujeresconciencia.com y la página en información de la Red Ecuatoriana
de Mujeres Científicas remci.com
Nos gusta animar a chicos y chicas por igual a interesarse
por la ciencia, aún queda mucho por descubrir, y tú podrías ser una de las
personas que ayude a desentrañar las grandes incógnitas de la ciencia.
CUALQUIERA PUEDE SER CIENTÍFICO, no hace falta ser el más listo de la clase ni
una persona súper inteligente.
Ángel:
A mí también siempre me llamó la atención mirar al cielo y
disfrutar de las miles de estrellas que vemos. Tuve la suerte de pasar las
vacaciones de mi infancia en casa de mis abuelos, en Saldungaray, un pueblo de
la provincia de Buenos Aires donde nació mi madre y que tiene una situación
privilegiada para mirar el cielo. Allí prácticamente no hay contaminación
lumínica y en cualquier lugar puedes disfrutar de ver con claridad la vía
láctea y sus miles de estrellas.
Pero en mi caso, este interés por ver el cielo, no era tan
marcado como en el caso de Ana. Simplemente era una de las muchas ciencias que
me interesaban. Gracias a mi madre, tuve la suerte de tener la ciencia a mi
alrededor. Ella es bioquímica y trabajaba en un hospital en Buenos Aires, y
siempre nos traía tubos de ensayo, pipetas, guantes de latex del laboratorio.
Así que, aunque era un niño y no me daba cuenta, desde temprana edad estuve
rodeado de ciencia. Por esto supongo que siempre tuve claro que quería estudiar
una carrera científica.
Terminé eligiendo física porque era la ciencia que, para mí,
respondía más y mejor las preguntas que tenía sobre cómo funciona todo lo que
nos rodea. Mucha gente, a la hora de elegir una carrera sólo se enfoca
en las salidas laborales que puedan tener y eligen en función de eso. En mi
caso, y creo que en la mayoría que estudia física, no tenía ni idea de lo que
podía trabajar en el futuro. Elegí esa carrera para satisfacer mi curiosidad de
cómo funciona el mundo. Siempre supuse que la salida laboral la descubriría en
el camino y por suerte, así fue.Yo no seguí una rama de la física en concreto, ni me
especialicé en ningún campo (de hecho, las optativas que elegí en los últimos
años de carrera eran de una gran diversidad de campos). Y tampoco empecé una
carrera en la investigación, así que cuando terminé la carrera no tenía muy
claro que iba a hacer.
Investigando en el mercado laboral, vi que había muchísimas
opciones. Desde trabajar como radiofísico en hospitales, como en consultaría
para bancos evaluando inversiones de riesgo, en áreas como nanotecnología, o diseñando y desarrollando software, … y
mucho más. Toda esta diversidad de trabajos posibles se debe a como nos
prepararon durante nuestra carrera, que lo resumiría en que nos preparan para
“resolver problemas” y esa capacidad es muy valorada en cualquier ámbito.
Yo trabajé como ingeniero de sistemas diseñando y
desarrollando software, un área que me gusta y tiene muchas opciones y mucha
demanda. Una parte interesante de mi trabajo, es que éramos un equipo
multidisciplinar, había físicos (sí, no era el único), ingenieros, matemáticos,
biólogos, … y eso traía enfoques diferentes y enriquecedores a la hora de
resolver problemas. Y creo que hoy en día el mundo se mueve hacia equipos
multidisciplinares, que tienen más diversidad de herramientas para lograr
cualquier objetivo.
Así que mi mensaje para quienes tengan dudas a la hora de
elegir que estudiar es que sigan lo que más les gusta, que la finalidad laboral
la va a ir descubriendo sobre la marcha y lo importante es hacer lo que uno
disfrute más.
Ahora estamos viajando y divulgando ciencia, y sobre todo,
seguimos disfrutando de lo que hacemos. Pueden encontrarnos en Facebook,
Twitter e Instagram como Acoge a un Científico o en nuestra web
acogeauncientifico.com. Ahí vamos compartiendo nuestras aventuras y novedades
que hay en ciencia.
Agradecemos a nuestros amigos de Acoge a un Científico por compartir este texto a través de nuestro blog y por la chévere energía. ¡Les deseamos muchas geniales aventuras en los caminos por venir!